Todos somos iguales ante los ojos de Dios

19 de marzo de 2010

En un avión que cubría un vuelo entre Johannesburgo y Londres, a una señora blanca, de unos cincuenta años, le tocó sentarse al lado de un hombre de color. Llamó a la azafata para quejarse:

-¿Cuál es el problema señora? -pregunta la azafata.

-Pero, ¿no lo ve? -responde la señora. -Me colocó al lado de un negro. No puedo quedarme al lado de estos "inmundos". Déme otro asiento.

-Por favor, cálmese -dice la azafata. -Casi todos los asientos de este vuelo están ocupados. Voy a ver si hay algún lugar en clase ejecutiva o en primera.

La azafata se marchó y volvió pasados unos minutos.

-Señora -explica la azafata -como yo sospechaba, no hay ninguna plaza disponible en clase económica. He hablado con el capitán y me ha confirmado que tampoco hay plazas en clase ejecutiva. Pero sí tenemos un lugar en primera clase.

Antes que la señora pudiese responder algo, la azafata continuó:

-Es totalmente inusitado que la compañía conceda un asiento de primera clase a alguien que está en económica, pero dadas las circunstancias, el capitán ha considerado que sería escandaloso que alguien sea obligado a sentarse al lado de una persona que nos haga sentir mal...

La señora, con cara de satisfacción, se preparó para abandonar su asiento e ir a ocupar el asiento en la clase ejecutiva... En eso, la azafata mira a la persona de color y le dice:

-Si el señor me hiciera el favor de tomar sus pertenencias, el asiento de primera clase ya está preparado.

Y todos los pasajeros alrededor, que acompañaron la escena, se levantaron y aplaudieron la actitud de la compañía.

Autor desconocido.

1 comentarios:

Ma. Elena dijo...

Hola Pinta:
Feliz 2010, aunque un poquito tarde.
Gracias por seguirme enviando tus reflexiones, te aseguro que son muy buenas y he aprendido mucho de ellas, gracias nuevamente y que Dios te bendiga.
Atte. Ma. Elena

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