Cuando un vencedor comete un error, dice: «Yo me equivoqué.»
Cuando un perdedor comete un error, dice: «No fue mi culpa.»
Un vencedor trabaja duro y tiene más tiempo.
Un perdedor está siempre «muy ocupado» para hacer lo que es necesario.
Un vencedor enfrenta y supera los problemas.
Un perdedor da vueltas y nunca consigue resolverlos.
Un vencedor se compromete.
Un perdedor hace promesas.
Un vencedor dice: «Yo soy bueno, sin embargo no tan bueno como me gustaría ser.»
Un perdedor dice: «Yo no soy tan malo como tantos otros.»
Un vencedor escucha, comprende y responde.
Un perdedor sólo espera una oportunidad para hablar.
Un vencedor respeta a aquéllos que son superiores a él y trata de aprender algo con ellos.
Un perdedor resiste a aquéllos que son superiores a él y trata de encontrar sus defectos.
Un vencedor se siente responsable por algo más que sólo su trabajo.
Un perdedor no colabora y siempre dice: «Yo sólo hago mi trabajo.»
Un vencedor dice: «Debe haber una mejor forma de hacerlo...»
Un perdedor dice: «Esta es la forma que siempre lo hicimos.»
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