Quiero hoy hablar de tu cuerpo y me gustaría saber cómo lo aprecias y lo cuidas.
No pienses nada malo. Intento ser tan delicado como la ola del mar tranquilo en la estación veraniega. Quiero acercarme a él para bañarlo con ideas, pensamientos y proyectos que te hagan sentirlo en cada instante.
Tu cuerpo habla, tu cuerpo ama, tu cuerpo respira, tu cuerpo dialoga.
¿Qué te dice tu cuerpo? ¿Qué le dices tú a él?
Ha habido en la vida personas que han visto en su cuerpo un enemigo para su alma. Eran otros tiempos de ascesis y espiritualidad.
Hoy la psicología y la misma teología ven en tu cuerpo y en tu alma una sola y única persona. Es tu persona entera la que vive, la que actúa, la que siente, la que ama, la que trabaja y la que se salva.
Observa tu cuerpo hoy. Límpialo, lávalo, juega con él, deja que descanse para recuperar fuerzas.
No lo trates mal con exceso de bebidas y comidas glotonas.
No te olvides- si eres creyente- que tu cuerpo es de Cristo. Tu cuerpo, como dice la Biblia, es morada del Espíritu de Dios. Nada más y nade menos.
Cuando hayas observado tu cuerpo, dile gracias. No tienes nada más que éste. No lo compares con los otros.
Me contaba una alumna disminuida física: “ No me gusta que me mimen en el recreo o en clase por tener este cuerpo. He llegado a amarlo porque él me da la posibilidad de sonreír, de hablar y de comunicar mi espíritu y sus pensamientos a todos. Gracias, amado cuerpo”.
¡Vive hoy feliz!
Origen: Del libro "Momentos de paz" a través de Jorge ***.
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