Cuando nos conectamos con la fuente espiritual, nos unimos a corrientes poderosísimas. Cada día, mediante la meditación, viviendo en la consciencia del alma, asumiendo el papel del observador, podemos subir a esas regiones donde se encuentra esa fuente, que siempre está manando para nosotros.
Iremos así paulatinamente generando un estado de luz y armonía que nos devuelva el contacto, poco a poco, con nuestro origen divino, y cuando este contacto se ha reestablecido surge en nosotros la energía del amor. Cada día, mediante la meditación, asumiendo la consciencia del alma, desde el papel del observador, podemos acceder a esas regiones que dan, en verdad, el gozo, la felicidad, la fuerza.
Cada día, pues, debéis acostumbraros a ascender, a ir muy arriba con el pensamiento. Si, muy arriba, hasta el Trono de Dios… A medida que os esforzáis, el camino se abre ante vosotros, se restablece un puente entre vosotros y las regiones celestiales, y un día os bastará con concentraros unos minutos en estas regiones para sentir, inmediatamente, el gozo, la felicidad y la fuerza.
Autor: Joaquin Tamames
Iremos así paulatinamente generando un estado de luz y armonía que nos devuelva el contacto, poco a poco, con nuestro origen divino, y cuando este contacto se ha reestablecido surge en nosotros la energía del amor. Cada día, mediante la meditación, asumiendo la consciencia del alma, desde el papel del observador, podemos acceder a esas regiones que dan, en verdad, el gozo, la felicidad, la fuerza.
Cada día, pues, debéis acostumbraros a ascender, a ir muy arriba con el pensamiento. Si, muy arriba, hasta el Trono de Dios… A medida que os esforzáis, el camino se abre ante vosotros, se restablece un puente entre vosotros y las regiones celestiales, y un día os bastará con concentraros unos minutos en estas regiones para sentir, inmediatamente, el gozo, la felicidad y la fuerza.
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